“Bendita Reina del Cielo, ya sea que te plazca ser conocida como Deméter... quien, en el gozo de encontrar a tu hija perdida, diste a nuestros antepasados el pan de la tierra fértil de Eleusis; o ya sea como la Afrodita celestial... quien en la Creación unió a los sexos en amor mutuo, o como Artemisa, la médica hermana de Apolo, adorada en la antigua Éfeso; o como la temible Perséfone, a quien el búho clama por la noche; Tú, que deambulas por muchas arboledas sagradas y eres propiciada con muchos ritos diferentes... te suplico...”
Entonces Ella, exhalando la grata especia de la Arabia fértil, pronunció estas palabras con Su voz divina:
“He aquí que he venido; tu llanto y tus oraciones me mueven a socorrerte. Yo soy la que es la Madre natural de Todas las Cosas, Señora y Gobernanta de todos los Elementos, la Fuente y Progenitora, Jefa de los Poderes Divinos, Reina del Cielo, la Primera de los Dioses Celestiales, la Luz de las Diosas: Mi voluntad gobierna los planetas del aire, los vientos saludables de los mares, y los silencios del mundo inferior.
“Soy adorada en todo el mundo bajo muchos nombres: ...pues los frigios me llaman Pesinuntica, la Madre de los Dioses; ...los atenienses surgidos de su propio suelo me llaman Artemisa Cecropia; ...para los isleños de Chipre, soy la Afrodita de Pafos; ...para los arqueros de Creta, soy Dictina; ...para los sicilianos, soy la Proserpina Estigia; ...y para los de Eleusis, su antigua Madre del Maíz. Algunos me conocen como Juno, otros como Belona de las Batallas, otros como Hécate... pero los etíopes que habitan en el Oriente, y los egipcios, expertos en la doctrina antigua, me llaman por mi verdadero nombre: la Reina Isis.
“He aquí que vengo compadecida de tu tribulación, he aquí que estoy presente para favorecerte y ayudarte. Cesa ya tu llanto y tus lamentos, deja a un lado tu dolor, pues he aquí el día de salud que ha sido ordenado por Mi providencia”.
Apuleyo, Asinus aureus. 160 ac
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“Blessed Queen of Heaven, whether You are pleased to be known as Demeter... Who in joy at finding Your lost daughter gave our forefathers bread from the fertile soil of Eleusis; or whether as celestial Aphrodite... Who at the Creation coupled the sexes in mutual love, or whether as Artemis, physician sister of Apollo, adored at ancient Ephesus; or whether as dread Persephone to Whom the owl cries at night; You Who wander through many sacred groves, and are propitiated with many different rites... I beseech You...”
Then did She, breathing out the pleasant spice of fertile Arabia, speak these words in Her divine voice:
“Behold I am come, thy weeping and prayers move Me to succor thee. “I am She that is the natural Mother of All Things, Mistress and Governess of all the Elements, the Source and Progenitrix, Chief of Powers Divine, Queen of Heaven, the First of the Gods Celestial, the Light of the Goddesses: My will governs the planets of the air, the wholesome winds of the seas, and the silences of the world below.
“I am adored throughout all the world by many names: ...for the Phrygians call me Pessinuntica, the Mother of the Gods; ...the Athenians sprung from their own soil call me Cecropian Artemis; ...for the islanders of Cyprus, I am Paphian Aphrodite; ...for the archers of Crete, I am Dictynna; ...for the Sicilians, Stygian Proserpine; ...and for the Eleusinians, their ancient Mother of the Corn. Some know Me as Juno, some as Bellona of the Battles, others as Hecate... but the Ethiopians which dwell in the Orient, and the Egyptians which are excellent in ancient doctrine, do call Me by My true name, Queen Isis.
“Behold I am come in pity of thy tribulation, behold I am present to favor and aid thee. Leave off thy weeping and lamentation, put away thy sorrow, for behold the healthful day which is ordained by My providence.”
Apuleyo, Asinus aureus. 160 ac